jueves, 17 de enero de 2013


Historia de la Casa del Marqués                                               


No existen documentos que justifiquen su antigüedad exacta, ya que la única inscripción existente se encuentra en el acceso a la casa y aparece el año 1908. Por los comentarios de la gente del pueblo, conocemos que empezaron a construirla a finales del siglo XIX y su terminación fue en la fecha que aparece en el frontis de la casa.

Por diversos comentarios de los vecinos sabemos que su dueño inicial fue una persona de Vélez de Benaudalla que montó la primera fabrica de palomitas de maíz en Madrid e hizo una gran fortuna. Cuando volvió a su pueblo natal hizo una gran donación a la iglesia de San Antonio (diseñada por Ventura Rodríguez) y construyó la casa con la ayuda de un maestro de obras. 



Como anécdota curiosa, la gente del pueblo nos dice que al construir los cimientos enterró diversas monedas de oro en los elementos principales de sustentación de la casa. 

Vivió en ella durante 10 años y fue vendida a una señora rica conocida como Doña Pepa, que se encontraba casada con militar que murió durante nuestra guerra civil. Como no tuvo descendencia  prohijó a una sobrina de su mismo nombre que se casó con otro militar y fueron sus hijos la vendieron a los actuales dueños de la casa

 
Está considerada la mejor casa antigua del pueblo y la mas emblemática. Las personas más mayores del pueblo la conocen como la Casa de Doña Pepa.  sin embargo, los más jóvenes la conocen como la Casa del Marques, denominación causada por las características personales del marido de la antigua dueña que no tenia titulo nobiliario pero actuaba como si lo tuviera.



En la actualidad ha pasado a ser una maravillosa hospederíal rural con mucho encanto, puesto que Merche y Javier han tratado con mucho cariño y dedicación el cuidado y la restauración de la misma.

Para más información, visitar: http://lacasadelmarques.info/ 



sábado, 27 de octubre de 2012

Historia de Vélez de Benaudalla I


Introducción

En este intento de ir hacia nuestro pasado, nos vamos a centrar en la época de formación de un núcleo urbano en la época musulmana, especialmente en la época del Reino Nazarí (que está precedido por el período de los almorávides y los almohades, hasta 1090 con la muerte de Yâqût).
Ya en esta época hay estudios que sitúan en el siglo IX, con el nombre de Bâllis, una alquería (otra más dentro de las ya existentes de la zona). No podemos decir más que es un pequeño núcleo aislado en el que la economía es prácticamente de autoabastecimiento, en la cual el trueque es la moneda de cambio.
Debido a lo convulso de la época, con el avance de las tropas cristinas en la reconquista, no tenemos la suficiente información que nos pueda hacer una idea de la evolución que tomará el pueblo por esta época. No será hasta la reconquista cuando se empiecen a realizar recuentos y libros de Apeo de las propiedades de la zona.

Formación como Núcleo Urbano

Aquí tenemos que hacer referencia a unas "primeras" capitulaciones en 1489, donde se entregaron los territorios costeros, desde Almería a Almuñecar. Estos territorios sufrirían varias revueltas en los años posteriores.
Una de las consecuencias de la reconquista es el hecho de que se "ofreciera" a algunos de los vencidos la emigración hasta África. A pesar de esto, habrá un número muy importante de vecinos que decidan no abandonar estas tierras.
La concesión del señorío del pueblo irá destinada a D. Rodrigo Fernández de Ulloa, Contador Mayor de la Reina, entregadas por parte de los Reyes Católicos por su dedicación como secretario de la Reina y por sus servicios en la Guerra de Granada. Éste, legará la villa a su hijo, D. Juan de Ulloa.
En esta época la localidad cuenta con una población de entre 300/400 habitantes. Así, surge en estos paisajes rurales de pequeña entidad un elemento básico en el comercio, que será conocido como el buhonero; persona que comunica los pueblos vecinos con su recorrido, en el que intercambia productos y objetos de la más variada especie.
Tres serán las acciones más significativas que determinarán la vida en la comunidad:

-         Entrega en febrero de 1494 del señorío de Vélez de Benaudalla y Las Guaxaras (Los Guájares) a D. Juan de Ulloa, hijo de D. Rodrigo de Ulloa.
-         Fragmentación de los territorios pertenecientes a D. Juan de Ulloa (1496) tras la pérdida de la Benardilla y Guájar la Baja.
-         En 1523 D. Juan de Ulloa cede el señorío de Vélez de Benaudalla para el favor de Henriquez de Guzmán, Conde de Alba. Además, esta será una situación de inestabilidad que durará hasta comienzos del siglo XVII.

Algunos otros de los señores que tuvieron la villa bajo su dominio fueron, D. Álvaro de Bazán, Alonso de la Torre, D. Gerónimo de Salamanca.

En esta época la mayoría de los vecinos del municipio, entorno a unos 100, eran moriscos y su actividad principal era agraria y mercantil.  Las viviendas de la época se consolidaban en lo que hoy es el barrio antiguo, dejando en la periferia los molinos existentes y la “Casa Jardín Nazarí”. Esta actividad agraria estaba regada por dos de las fuentes, con sus respectivas acequias, que todavía conservamos hoy en día: por un lado la fuente “Grasarani” (actual Nacimiento) que regaba la Vega del Jâz; y por otro, la fuente “Alhama” (actual Torchal), que regaba la Vega Baxa. En estas vegas se cultivaban productos de regadío, moreras, morales, algunos árboles frutales (limonero, naranjos, granados, albaricoques, etc.) viñas y olivos. Fuera de la cobertura de las dos fuentes principales nos vamos encontrando con espacios dedicados a los cereales, el trigo y la cebada principalmente. Lo cual fue propiciando la creación de  pequeñas industrias de transformación asentadas en los molinos de harina y de aceite. También existían otras  otro tipo de trabajos que tenían importancia por el volumen de producción, tales como la de jabones y la recolección de seda, la cual era bastante importante y reconocida por su calidad.

Hay un hecho que debemos destacar, y es que en esta época, las riberas del río Guadalfeo apenas se cultivaban, debido a la cantidad de agua que éste traía y a las continuas avenidas que se producían con las tormentas, lo cual impedía que se aprovechasen sus fértiles orillas.

Con todo esto, el panorama social no hacía más que empeorar a lo largo del s.XVI puesto que la población morisca va viendo atacadas sus libertades, así como la obligación de una conversión forzosa al cristianismo. Esto conlleva una paulatina despoblación del municipio, puesto que estos, denominados “nuevos cristianos”, intentaban trasladarse al norte de África como modo de intentar mitigar la presión a la que aquí se veían sometidos. Aún así, en nuestro municipio, a diferencia de lo que ocurre en la costa, la mayoría de los “cristianos nuevos”, permanecerán por la zona hasta la explosión del levantamiento de las Alpujarras, hecho que obligará a la mayoría de éstos a emigrar de manera urgente.

Ya a mediados del siglo XVI, nos encontramos con una población de unos 500 habitantes, número que se verá drásticamente reducido con la sublevación anteriormente nombrada.
Los hechos que estamos tratando, tienen como  evolución la contienda armada de 1568. la sublevación de los moriscos tiene un gran apoyo por parte de los vecinos del pueblo, que se unen en la lucha a pueblos de la cercana Alpujarra. Durante esta contienda los mayores destrozos los sufrirá la Iglesia, quedando en un estado de ruina. Tras el enfrentamiento y derrota de los moriscos, éstos se ven obligados a abandonar sus posesiones y tomar rumbo al norte de África. Todas estas posesiones pasarán a manos de la Corona de Felipe II entre el 24 de Febrero y el 15 de Mayo de 1571, que en el caso de Vélez de Benaudalla no será hasta Julio de 1572). Todo este proceso se completó en 1573, con la expulsión de todos los moriscos de la zona.

Las consecuencias de este enfrentamiento fueron dramáticas para el municipio y para el número de población, pasando éste de 500 habitantes a no más de 25, más un grupo de soldados que se quedará para defender el enclave. Vemos que la realidad diaria a la que se enfrentarán los nuevos pobladores es un continuo estado de guerra, donde se tienen que buscar los medios y armas necesarios para hacer frente a los posibles atacantes procedentes de las sierras cercanas. Así la situación, es fácil ver que los primeros pobladores serán hombres habituados a la lucha, o incluso delincuentes que buscan la rehabilitación o el perdón por lo delitos cometidos (serán personas adultas, den entre 25 y 40 años, normalmente solteros).

Otro elemento importante de la época será el subimiento de un nuevo instrumento jurídico, el denominado “Libro de Apeo y Repartimiento”. La intención de este instrumento era fijar la extensión exacta del término municipal y la relación concreta de todas las posesiones de cada vecino. Su implantación tiene como uno de los objetivos el de solucionar problemas relacionados con los límites y las lindes.

La realidad del pueblo es la de una baja población debido al desprestigio y a la falta de atracción de la zona para personas más pudientes. No será hasta el siglo XVIII, casi tres siglos después, cuando nos encontremos con un activo y habitado núcleo poblacional. Lo que si se puede destacar, a la par de toda esta situación, es la importancia que va tomando nuestra localidad como centro de producción de cereales y derivados del mismo, lo que le dará el apelativo de “el granero de la costa”.



sábado, 8 de septiembre de 2012

Concepto de Jardín Nazarí


  1. Génesis Histórica del Jardín Nazarí 
Las primeras manifestaciones de este tipo de jardines hispanomusulmanes datan de la época del Califato Omeya. En esta época con Ciro el Persa, tenemos una primera descripción (hecha por Jenofonte) de lo que en su evolución será el Jardín Nazarí: “(…) un enorme huerto, con una gran riqueza y variedad de frutales, destacando la perfecta geometría y orden con que están colocadas las especies, la organización de acequias con sus arcas de agua que daban vida a este paraíso geométrico, y en el centro, un palacio con pabellón abierto al jardín”.
Es importante notar que en el reino Nazarí (1238-1492), fundado por Jusuf Nazar, el nomadismo musulmán se frenó al encontrar un “basis” para la culminación de un paraíso deseado. Este “basis” será el Jardín Nazarí,  gracias a la confluencia de la abundancia de agua, tierras fértiles y un clima muy propicio para llevarlo a cabo.
El jardín tenía que crearse en espacios reducidos, aislado en recintos fortificados. Con esto lo que se da es que en espacios pequeños se produce una concentración de altos valores jardineros que manifiestan sensibilidad y maestría, unifican y resumen toda una vasta cultura en un sentido mítico y en el dominio de los placeres sensoriales.
La utilización de los elementos naturales, el manantial, el arroyo, los lagos y cascadas en los jardines del extremo oriente, se depuran y se concentran con singular habilidad en las fuentes, canales y estanques del jardín nazarí. Ahora el cielo, el agua y la vegetación se introducen en los patios, irradiando la luz y jardinería hacia dentro. Aquí también juega un papel decisivo el establecimiento de distintos niveles que constituyen la base fundamental para el deslizamiento visual en las perspectivas y dominio de los varios tratamientos del agua.
El agua, especialmente en este tipo de jardín, sobrepasa el carácter de necesidad para convertirse en la esencia misma, viva y dinámica de sus jardines, además de ser el principal medio de expresión estética cuya mayor virtud estriba en el aprovechamiento que se hace de ella. La vegetación, no menos importante, se reproduce valorando exactamente la función individual del árbol y la planta, sin canon previo, con excepción de los setos recortados. Los grupos de cipreses (que en el Jardín Nazarí de Vélez de Benaudalla tendrán una especial relevancia en el conjunto) y otros árboles de gran altura proporcionan un sentido de verticalidad. Además, la vegetación interior de jardines y huertos rebasa los tejados y tapias, deslindando y encubriendo la arquitectura en fusión tan estricta que llega a hacerse imposible diferenciar el orden artificial del natural, estableciéndose un carácter de intenso lirismo, que llega al apogeo del sentimiento espiritual en las noches de luna llena.

  1. Génesis Histórica del Jardín Nazarí de Vélez de Benaudalla

Se sabe que los últimos moriscos abandonaron Vélez de Benaudalla el 17 de marzo de 1570, cuando los castellanos terminaron con los últimos focos de resistencia morisca. Los primeros indicios de la existencia del jardín se destacan en el siglo XVI, en el Libro de Apeo de Vélez de enero de 1573:

“En el dicho día se desalindó junto a las casas de pasatiempo que pasa por ella una acequia del Molino que dijeron de ser de Gerónimo de Salamanca, señor de dicha villa de Vélez de Benaudalla (…).

No se sabe si la paulatina invasión por parte del caserío en el espacio cultivado es un hecho que viene dado desde tiempos nazaríes o es un proceso que se desarrolla tras la conquista cristiana y la implantación del señorío de los Ulloa. También la posible ubicación  del jardín puede ser algo dudosa, puesto que, aunque los escritos consultados lo ubican en la Vega Baja, es sabida la existencia de al menos otros dos molinos en dicha vega. Aunque en una de las descripciones se dice que “una acequia principal llega hasta el molino junto a la Herta de Gerónimo de Salamanca, y que de allí baja al río”. Si atendemos a esta característica, será el “Molino de San José” (1815) el que cumpla esta característica, lo que puede constatar una prueba documental para determinar que este molino es el que estaba asociado a la antigua huerta morisca.
La importancia de este jardín ha sido reconocida a lo largo de la historia por muchos escritores y estudiosos de diferentes épocas. Una notable aclaración de esto queda expresado en lo que nos transmite J. Dickie:
“…se puede calificar poco menos de milagro; en Vélez de Benaudalla, cerca de Motril, se ha conservado una huerta de época árabe que, a pesar de su índole utilitaria, ofrece un testimonio inapreciable”.
También Prieto Moreno nos indica lo siguiente:
“Este jardín se puede catalogar como la expresión más destacada de jardín granadino”.


Concepto/Idea de Jardín Nazarí

-Idea de Jardín: Lugar donde se encuentran todas las artes ligadas a los sentidos físicos y a la sabiduría, con sus sentidos psicológicos, simbólicos y espirituales. En al-Andalus el jardín y el huerto se contemplan como un espacio para el solaz de los sentidos, el uso herbolista y medicinal, y un aprovechamiento complementario para la alimentación.

-Jardín: Es un reflejo del Paraíso Perdido, donde se concilia lo natural con la ordenación humana del jardín cercano. En ellos se produce una percepción pluridimensional: colores, formas, aromas, reflejos, sonidos, texturas, volúmenes…
Además, se combina perfectamente la arquitectura y la huerta o jardín. Lo más importante es las amplias dimensiones concedidas al reino vegetal, al que le sirve la arquitectura de marco. Podemos decir que es la estampa viviente del jardín cerrado oriental- “Riyad”.

-Jardín Poético: En todo el mundo islámico hubo un marcado gusto por la naturaleza, lo cual se manifestó en el deseo de disfrutar de esos paisajes y bienestar que produce. Algunas de las flores con que contaban los jardines andalusíes y que más inspiraron a los poetas fueron: Alhucena, Adormidera, Jazmín del Olor, Lirio, Narciso, Azucena, Nenúfar, Rosa…




-Jardín-Huerto: En el mundo andalusí los jardines tuvieron una función mucho más amplia que la meramente estética. El jardín-huerto fue receptáculo de plantas aromáticas, árboles frutales y productos hortícolas. También hay que destacar que el deseo de un aprovechamiento agrícola puso en marcha una sabia distribución del agua y toda una ciencia de aclimatación de especies botánicas nuevas.
Los  macizos de plantas estaban situados junto a la alberca, un poco más lejos se emplazaban los macizos florales y los árboles de hoja perenne.  

-Árboles Frutales: Las palmeras datileras, árbol, típico de este tipo de jardines, se presenta como una reminiscencia del desierto arábigo, cuna del mundo islámico. Además encontramos melocotoneros, higueras, olivos, granados, albaricoqueros, membrillos, vides y manzanos.


-Agua: El agua se considera un don divino que no es propiedad de los seres humanos, sino que estos son sus depositarios. De modo que tienen la obligación de repartirla con equidad entre quienes la necesitan. El agua estará omnipresente en todo el recorrido, ya sea en forma de fuentes, canalillos, surtidores, estanques y albercas, o bien deslizándose caudalosamente por cascadas. El agua se convierte en esencia misma, viva y dinámica, además de ser el principal medio de expresión estética.



-Acequias: Fueron las principales construcciones empleadas por los musulmanes para la distribución del agua.  Ya en la antigua Babilonia s.VII a. C. se empezó a utilizar estas construcciones, las cuales se extendieron al Imperio Persa y al Romano. Los musulmanes reaprovecharon la infraestructura del regadío romano, ampliando e intensificando su utilización, creando ingeniosos sistemas de distribución del agua, base de su emergente agricultura.



Jardín Místico-Espiritual: la idea de jardín a lo largo de la historia siempre ha estado vinculada a la visión de un lugar idílico y rebosante de paz, generalmente localizado en el Más Allá, en el que fluyen ríos y arroyos, y en el que crecen abundantes flores y árboles.
Además, el mundo islámico del Paraíso espiritual accesible al creyente, está compartimentado en siete paraísos o jardines.



Funciones Básicas del Jardín:

-         La Espiritual: Consistía en una reminiscencia del Paraíso.
-         La Estética: Era una forma de embellecer el paisaje.
-         La Psicológica: Era un lugar en donde relajar el cuerpo y el espíritu.
-         La Botánica-Científica: Lugar en donde aclimatar nuevas especies traídas del lejano oriente.
-         La Alimenticia: Se aprovechaban los diferentes huerto para producir alimentos para la casa y sus gentes.



miércoles, 15 de agosto de 2012

Vélez de Benaudalla. Paraíso en la Tierra




Una de las características más importantes de Vélez de Benaudalla, que hacen de este tranquilo pueblo un lugar privilegiado, es la situación geográfica en la que se enclava. Es la puerta de acceso a la Costa Tropical de los viajeros que provienen de Granada, encontrándose la propia capital de provincia a sólo 50km. Además, esta situación geográfica le brinda unas características climáticas privilegiadas, gozando nuestro pueblo de un clima mediterráneo de inviernos suaves y veranos cálidos.
La situación geológica de la zona le da un atractivo importante a nuestro pueblo, puesto que cuenta con unas importantes sierras en sus alrededores, tales como Sierra Lújar, la Sierra del Jaral y Sierra Nevada, la cual nos permite disfrutar de una imagen casi inmejorable de nuestro pueblo a los pies este impresionante macizo de nieves eternas.

La Cultura del Agua



Otro de los privilegios de los que goza el pueblo de Vélez de Benaudalla es sin ninguna duda la gran abundancia de agua, elemento moldeador del terreno a la vez que generador de un trazado para el pueblo y unos inmejorables campos de cultivo de todo tipo de árboles frutales y hortícolas, que han hecho de Vélez de Benaudalla un auténtico vergel, símbolo del paraíso en la tierra, elemento que en su momento fue crucial para el asentamiento de los pueblos árabes en la zona.
Como primer elemento característico de esta denominada Cultura del Agua encontramos el “Nacimiento”, fuente de vida y causa del primer asentamiento romano en la zona, creando los cimientos para los posteriores pueblos que llegaron a la península. Si bien los primeros en asentarse en este pueblo fueron los romanos, será en la época árabe, a partir del 711 d.C., cuando el pueblo empiece a tener un grupo poblacional asentado en la zona. Será de esta época de la que recibamos las diferentes vías de irrigación con las que todavía hoy cuenta el pueblo. Las principales proceden del mencionado Nacimiento y se bifurcan por en dos ramales, cada uno de ellos dando vida en nuestra fértil vega, hasta verter sus aguas en el río Guadalfeo.
Otro elemento importante que va unido al agua, es la creación de Molinos, tanto de grano como de aceite, elemento característico desde antiguo del pueblo de Vélez de Benaudalla, llegándose a encontrarse en el mismo más de siete molinos en un pueblo con una población reducida, lo cual nos da a entender la importancia que esta actividad tenía en la zona, que llegaría hasta bien entrado el siglo XXI, y que por desgracia no se conserva en buen estado ninguno de dicho molinos hoy en día.

Tradiciones

Como es de esperar por el largo período de tiempo en que los árabes permanecieron en la península, siendo la zona de Granada el último reducto en donde permanecieron, serán muchas las tradiciones que se mantendrán del influjo de la cultura árabe en nuestro pueblo, al igual que en muchos otros pueblos de la zona. Una de estas huellas es la representación de “Moros y Cristianos” que tiene lugar en nuestro pueblo cada año, celebrándose el día 13 de junio, día de nuestro Santo Patrón, y en honor al cual tenemos nuestras fiestas los días 12, 13 y 14 de junio. En esta fiesta se representan los episodios de la revuelta morisca del siglo XVI. En la primera parte los moros asedian la ciudad, representado todo  ello en la plaza del ayuntamiento, donde se coloca una representación del castillo y donde tiene lugar la primeras de las mencionadas batallas, en la cual, las tropas árabes tomarán el control de la villa, con Amurates a la cabeza de la expedición. En la segunda parte de la representación, nos encontramos con que serán las tropas cristianas las que vuelvan a la villa a recuperar “lo que por ley y designio divino, honradamente les pertenece”. Ahora, la batalla tiene lugar en las laderas del promontorio rocoso que está coronado por el Castillo de Vélez de Benaudalla, y donde finalmente las tropas cristianas se harán de nuevo con el control de la villa.
Otras de las tradiciones con las que cuenta el pueblo en temática de fiestas es la fiesta que se celebra en honor a Santa Ana, cada 26 de Julio. Si bien esta es una fiesta que hoy en día está un poco olvidada, en sus días fue una fiesta popular de mucho arraigo en el pueblo, en la cual los vecinos del municipio acudían hasta las orillas del río Guadalfeo, ya bien fuera en el moderno merendero de la Explanación, o en otro lugares más antiguos acondicionados para el disfrute de las aguas de nuestro río. Aquí los vecinos se deleitaban con algunos de los platos típicos de la zona, tales como las migas, llegando en los últimos años a hacerse un concurso popular de “migas”, en el cual se premiaba a las que “más buenas estuvieran”, si bien el premio ya se lo habían otorgados los propios vecinos con el disfrute de celebrar y compartir muy buenos ratos, algunos de ellos amenizados con conciertos de agrupaciones del municipio.



Hoy en día están adquiriendo mayor importancia otras fiestas como son los carnavales, en los cuales los vecinos disfrutan tejiendo sus trajes y llevando a cabo ingeniosas canciones que posteriormente se interpretarán por parte de las diferentes chirigotas.
También podemos destacar la ExpoNazarí, una fiesta de carácter cultural y donde lo que se busca es hacer llegar a todo el pueblo las raíces nazaríes que conforman nuestro pueblo y muchos otros de la zona. Con una celebración bianual, esta fiesta es una inmejorable ocasión para todos de disfrutar de todas aquellas cosas que están en nuestro entorno más cercano y que son las que marcan nuestro carácter y nuestro propio ser. Para llevar esto a cabo, se recrean diferentes “jaimas”, dedicadas cada una a diferentes aspectos de esta cultura.



Una de las muestras que el período árabe nos ha legado hasta la actualidad y que goza de un presente y un futuro más vivo, son sin duda nuestros “Roscos y Pestiños”, ese maravilloso dulce árabe que aún hoy en día está hecho con la receta de antaño y que en cada bocado nos transporta a tiempos remotos. Estos dulces típicos se han convertido en unas de las imágenes y en uno de los mejores reclamos del pueblo, a la vez que hace las delicias de los propios veleños, que disfrutan del mismo modo del momento de la elaboración que del momento del disfrute culinario.
Por todo esto y por muchas otras cosas de las que iremos informando para el que no las conozca, resulta Vélez de Benaudalla un lugar con un encanto único, en el cual poder disfrutar de los auténticos placeres de la vida.



Iglesia de Nuestra Señora del Rosario



Iglesia de Nuestra Señora del Rosario


HISTORIA

El actual edificio es el tecer templo que se levanta en Vélez de Benaudalla tras la llegada de los cristianos a la localidad. El primer templo está basado en una planificación fundamentalmente mudéjar, que como algunos autores constatan, compartía las características propias de los edificios del Reino de Granada tras su reconquista por los cristianos. Con la rebelión morisca y según consta en los libros de Apeo y Repartimiento de Vélez, en 1573, sólo queda de dicha construcción las paredes, habiéndose quemado el resto. Por ello se levanta un segundo templo, a partir de la reconstrucción del anterior, que cumplirá sus funciones hasta finales del siglo XVIII.
Sería el párroco de la población, Vicente Montero Birgil, quién propusiera una primera solicitud para ampliar, decorar y amueblar la iglesia, a cargo de los fondos provinciales dedicados para poder llevar a cabo la mejora de las infraestructuras de los diferentes pueblos de la provincia. La respuesta que se recibió de la Real Chancillería fue una negativa, de modo que entonces se recurrió a la Cámara de Castilla. Ésta vez se aprobó el proyecto, gracias en parte a la importante ayuda económica prestada por el pueblo vecino de Órgiva. La Cámara de Castilla condicionó el proyecto a la realización y supervisión del mismo por el por entonces Arquitecto Mayor de  Madrid, Ventura Rodríguez.
Por esta época, el pueblo de Vélez de Benaudalla contaba con 1093 habitantes, de modo que el proyecto presentado por el Ventura Rodríguez, será de unas dimensiones mucho mayores de lo que en un principio se había pensado y planteado.
Nos encontramos en el año 1777, cuando comienzan las obras que tardarían en finalizarse siete años, dandose conclusión a la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario en 1784.
La iglesia tiene un estilo Neoclásico, imperante en la época, y tiene cierto parecido con la Colegiata del pueblo de Santa Fé o con una obra de mucha mayor envergadura como es el Escorial, puesto que guardan en común unos ciertos cánones arquitectónicos imperantes de la época, siempre salvando las distancias entre unas y otras.
La planta de la iglesia tiene la forma de una cruz que se inscribe dentro de un cuadrado (algo que podemos observar fácilmente desde los miradores del Castillo de los Ulloa de Vélez de Benaudalla). Está compuesta por tres naves, dentro de las cuales podemos encontrarnos tres altares, uno principal y dos secundarios a los lados de la nave central. Coronando el altar principal nos encontramos con las figuras de San Antonio de Padua, santo patrón en honor del cual se celebran las fiestas del pueblo los días 12, 13 y 14 de Junio.
También podemos observar una cúpula situada en el centro del crucero, por donde entra una luminosidad que quiere rememorar la luz divina proveniente del cielo que no da Dios y que hace que el conjunto crezca en armonía y magnificencia.
Cabe destacar algunas de las obras pictóricas con las que cuenta la iglesia, siendo una de ellas una Inmaculada atribuida al famoso pintor granadino Pedro Atanasio Bocanegra. También encontramos en nuestra iglesia un retablo singular, con fecha de construcción posterior al término de la Guerra Civil, y que está construido con piedra caliza extraída de las cuevas del maravilloso Jardín Nazarí que tenemos en Vélez de Benaudalla. Este elemento le da a la iglesia un toque de singularidad y modernidad,dado su carácter bien diferenciado de lo cánones Neoclásicos de los que consta la iglesia.

Historia del Castillo de Vélez de Benaudalla


El castillo de Vélez de Benaudalla hunde sus raíces en la época de reconquista por parte de las Coronas de Castilla y Aragón representados por los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón.
Una vez llevada a cabo la reconquista del territorio peninsular del poder musulmán, se fueron creando diferentes tipos de torres, baluartes y fortalezas por todo el territorio peninsular, especialmente en el área de Granada, último reducto del Reino Nazarí y  símbolo de la resistencia musulmana al empuje cristiano.
















De esta forma, se supone (puesto que no existen documentos que acrediten fielmente el dato) que entre el año 1494, fecha de la toma de Granada por parte de los ejércitos cristianos, y el año 1523 se construyó el castillo que domina el pueblo de Vélez de Benaudalla. Durante este tiempo, el señor de la villa, Don Juan de Ulloa, con vistas a poder mantener las incesantes tentativas de sublevación de la todavía existente población morisca de la zona, mandó construir este baluarte defensivo para asentar dentro de él a un batallón que velara por la seguridad y tranquilidad del estrenado dominio cristiano.
Debido al clima bélico que se respiraba en la zona en esta época, pues no sería hasta el 17 de marzo de 1570 cuando se expulsara a los moriscos que aún quedaban asentados en el pueblo de Vélez de Benaudalla, el castillo quedará prácticamente destruido. El posterior paso del tiempo y su uso como fortín durante la invasión francesa, de principios del siglo XIX, harán del castillo una completa ruina, lo cual quedará certificado a mediados del siglo XIX por Madoz. A esto también ayudó su posterior uso como corral unido a la falta de interés por la conservación del mismo por parte de las autoridades y la propia población local.


















No será hasta nuestra época, hasta principios de los años noventa, cuando el Ayuntamiento de Vélez de Benaudalla se haga con la propiedad de dicho castillo. Posteriormente, y con la ayuda de los veleños mediante una Escuela Taller, se llevará acabo la reconstrucción del mismo para llegar a tener la forma que hoy en día podemos observar. Además, en los últimos años se ha llevado a cabo el acondicionamiento de varios miradores en los laterales del castillo, los cuales nos ofrecen una maravillosa panorámica de nuestro pueblo.





sábado, 21 de julio de 2012

Importancia del Jardín Nazarí de Vélez de Benaudalla

El Jardín Nazarí de Vélez de Benaudalla se declara como ejemplo más claro de la arquitectura nazarita, sobre todo a partir de las campañas de excavaciones y estudios arqueológicos que se han llevado a cabo en el mismo.


 Además, en el Jardín Nazarí, encontramos un amplio muestrario de los elementos definidores del paisaje del pueblo y de la comarca. Aún así, sigue siendo un prototipo del jardín musulmán de gran tradición en Granada, puesto que asume las características definitorias de éste, en una búsqueda del carácter introvertido del jardín compaginado con un interés por las vistas exteriores, en este caso al valle del río Guadalfeo.
Este repertorio se completa con la variedad de especies vegetales precolombinas y la preocupación por crear ámbitos  pensados para el disfrute de los sentidos, en lo que participan todos los  elementos del jardín: las plantas por su aroma y  contrastes cromáticos; el agua, con todos los significados estético-simbólicos que le adjudicó la cultura islámica; y las piezas arquitectónicas como glorietas y fuentes.
Otro de los elementos destacables del jardín es que se ha perseguido en todo momento guardar las características definitorias del mismo de la época en que los musulmanes  ocupaban estas tierras, tales como glorietas, fuentes, acequias, especies vegetales, etc.



También se ha incorporado al jardín las cuevas, a modo de "Jardín Vertical", en la zona del tajo, con sus formas sugerentes originadas por la lenta y prolongada sedimentación de la cal a lo largo del tiempo geológico. Esta parte del recorrido por el jardín nos muestra el lado más agreste del conjunto Casa-Jardín-Huerto-Cuevas.
Lo que podemos encontrar en el Jardín Nazarí de Vélez de Benaudalla es una puesta en valor de la vegetación autóctona junto con las cuevas y las formaciones calcáreas, para que este trozo del Paraíso Terrenal mantenga todo su valor estético, histórico y paisajístico.